Estoy acostado sobre una cima oscura
esculpiendo mi lengua inexactitudes,
a veces mi abovedada boca
me susurra sonrisas
que despiertan el eco de mis besos
cuando busco caprichos en los ojos
que tienen seudónimos.
Todos desafiaremos al tiempo
madrugando junto a los cipreses
y dejaremos hueco en nuestro ataúd
a las espinas que quedaron,
después de enhebrar silencios
expirando lagrimas
en una almohada de burlas odios y rencores.
Algún día ,
todos tendremos reluciente el epitafio
de nuestra soledad
porque un paño de misericordia ,
quedará en el silencio de nuestros nombres.
José Manuel Acosta.
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