martes, 5 de agosto de 2014

EL BESO DE LA MUERTE

Ella, dividiendo sus labios
para devolver a la vida la muerte de los suyos.
Él, asomándose a sus ojos
buscando el diabólico encuentro de los besos.
Se dieron la mano para apagar la sed de la distancia,
pero una vez más, el dolor entró
por el rabioso callejón de las sombras
revocando todo lo entregado
porque cuando la muerte atraviesa sin esperas,
hay un manto de desconsuelo
cubriendo el corazón.
Ella, se fue en silencio
con las palabras cubiertas de telarañas
y un suspiro amortajando las sonrisas.
Él, se arrancó de golpe el alma
que se iba sin oírle
dejando que el frío se acomodara en su angustia.
En un rincón, la biblia amordazando los estíos
junto a un cementerio de latidos y una nota que decía,
-Quiero ver a Dios-

José Manuel Acosta.

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