He sentido el conjuro de tus besos
y he querido con mis ojos
buscar cuidadosamente tu cuerpo.
Después de ceñirme a él,
te he enviado mi corazón
para que gobierne nuestras almas
y así irnos juntos
destilando deseos.
Cuando vienes dándole oxígeno
a mis pulmones,
quiero que me ahogues a besos,
tú siempre has sabido
que eres un órgano más de mi cuerpo,
será por eso
que se me hace tan sencillo amarte,
tan sencillo respirar.
José Manuel Acosta.
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