donde los espíritus son negros de sedienta muerte
y los abriles no encuentran pretextos para vivir
porque los árboles no dan sombra.
Atrévete a sentir ese amor
donde el sol no es eterno
y la luna sufre indigestiones
gimiendo despropósitos las estrellas.
Atrévete a esperar la muerte callado,
a sospechar de los halagos
cuando tiembla la verdad en el olvido
vestida de romántica mentira,
decrépitos ojos sin fondo.
Cuando te hayas bebido todas las virtudes,
sabrás por qué otros
intentan romper cadenas,
hasta entonces
sólo eres una apariencia surrealista
que a mí no me engaña.
José Manuel Acosta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario