ojos de verde olivo y sangre de aceituna.
Sevilla es alma de río
que desemboca en versos en Triana
para bañarse en incienso la luna Mariana.
Sevilla es mirada serena volando a la Giralda
envuelta en caminos nazarenos
cuando descalza la penitencia,
lagrimea la Torre del Oro
vistiendo de sentimiento al Guadalquivir.
Sevilla es mi pecho desnudo,
caballero armado de corazón
corriendo celoso por su historia,
que también batallas
ganaron sus mujeres.
Sevilla es sentido que gime en la cultura,
ella nos devuelve con gratitud
lo que otros le quitaron,
pero siempre nos quedó Sevilla.
Donde se abrieron mis ojos
y con mi último suspiro los cerraré,
porque vio nacer estos versos
que a Sevilla le dejé.
José Manuel Acosta.
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