mis manos construyen caricias
porque hueles a piel mojada y tiempo,
como un libro
de recuerdos.
Me gusta cuando acentúas tu voz
en mi cuerpo y lo pronuncias,
como si me marchara para toda la vida
aun sabiendo que eres
el relato exultante de mi corazón.
Me gusta ser la existencia temblorosa
de tus labios
despertando tu lengua en la mía
cuando mis ojos
se sorprenden en los tuyos,
antes que se desmayen mis palabras
en tu ombligo
y sea una gota supina deslizándome por tu cuerpo.
Después de dejarme
desnudo de palabras,
quiero ser la casualidad
que habita entre tus piernas.
José Manuel Acosta.
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