pronunciando palabras que lo dicen todo
cuando se esparcen las carencias envejeciendo los años.
Me fui corriendo a cerrar la boca de los por qué
antes que el miedo crucifique las intenciones
y se quede en los pulmones
llenándolos de muerte,
porque hay lágrimas,
que son la sensibilidad frágil del tiempo
jugando a ser fuertes.
Decidí correr por su silencio
cuando la espalda es el único sitio,
por donde aún no ha sido derrotada
antes que los adioses queden escritos en madera
y cierren los ojos para siempre.
Luego, vienen los ahogos lavando la conciencia dormida,
desnudándonos, porque nos hemos dado cuenta
que al final no somos nadie,
que hemos sido una duda intentando salvar las distancias
de la felicidad en un te quiero evaporado.
Decidí dormir a su lado y llenarla de todos los detalles
que lleva un beso de buenas noches cuando el poeta,
escribe en su alma todos sus versos,
porque no voy irme de esta vida
si antes no te lleno de amor.
José Manuel Acosta.
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