Ya no estás, te fuiste perturbando la mañana
dejando un salino silencio en la almohada
y tus ojos
apagando de un soplo mi vida.
No es la noche lo que importa
o la luz entre tanta oscuridad,
eran tus besos que iluminaban mi boca
que ahora sabe a sal.
Nada tiene la vida que no obtenga el tiempo
cuando los recuerdos se van con los años,
y me asaltan haciendo una pausa
para empobrecer mi espíritu
deteniendo los pensamientos .
Antes de irse los detalles
mirando al olvido entre suspiros,
dejaré que tu brisa me muerda el corazón
porque cuando el amor cierra su boca,
la muerte abre la suya.
José Manuel Acosta.
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